jueves, 13 de octubre de 2016

Teoría de la Desviación Social Merton

Desviación: es lo que la gente entiende o define como tal a la vista de que alguien está violando o transgrediendo una norma cultural. Las normas guían prácticamente todo el rango de actividades humanas, de manera que el concepto de desviación cubre un espectro igualmente amplio. Por su parte, el control social es una forma de presión social, informal y difusa, que tiene como objetivo evitar la conducta desviada, aquí interviene lo que se denomina el sistema jurídico y penal, que es el conjunto de instituciones policiales y judiciales y penitenciarias que se pone en funcionamiento cuando se produce una violación de la ley. Se puede observar desde tres perspectivas:
  • Análisis funcionalista: En todas las sociedades existen formas de desviación, aunque lo que se define como tal varía de sociedad a sociedad. La desviación y la respuesta social que provoca contribuyen a consolidar el sustrato moral de la sociedad. La desviación puede también conducir al cambio social.
  • Análisis interaccionista: No existe ningún comportamiento o actitud que sea desviado por definición. La desviación siempre viene definida por la reacción de los demás, y esas reacciones varían mucho de unas sociedades a otras. La etiqueta o estigma que se imputa al que presenta una conducta desviada puede empujar a la reiteración de este tipo de conducta.
  • Análisis del conflicto: Las leyes y las normas sociales reflejan los intereses de las clases mas favorecidas de la sociedad. Por lo general, son personas que amenazan el orden social las que suelen ser clasificadas como desviadas. La probabilidad de que se considere como delitos los daños que los mas privilegiados producen es menor que si el daño es ocasionado por los menos privilegiados.
  • Merton: Según Merton, los periodos recurrentes de desviación se deben a coyunturas sociales específicas. En particular el grado y el carácter de la desviación dependen del grado en que los miembros de una sociedad pueden lograr los objetivos culturales y vigentes en esa sociedad (como el éxito económico, por ejemplo), a través de mecanismos institucionalizados (los que ofrecen las políticas de igualdad de oportunidades). Según Merton, existe conformidad cuando se busca satisfacer unas metas u objetivos lícitos a través de mecanismos que también son legítimos y están aceptados socialmente.
  • Richard Cloward y Lloyd Ohlin ampliaron la teoría de Merton en su investigación sobre la delincuencia juvenil, estos se basan en que la conducta delictiva no depende solo de la escasez de oportunidades lícitas o legítimas, sino también de la “oferta de oportunidades ilegítimas”. Caso de Al Capone, este no dispone de oportunidades lícitas y termina creando un imperio aprovechando la oportunidad que le brinda la demanda de alcohol durante los años de la ley seca (oferta de oportunidad ilegítima). Hay también ocasiones en las que no solo no hay oportunidades lícitas, sino que también escasean las ilícitas (caso de las barriadas marginales o de experiencias personales extremas). En estos casos la delincuencia se manifiesta en forma de subcultura del conflicto, donde la frustración desemboca en episodios de violencia, o abandonándose los individuos al consumo de alcohol o drogas.

Teoria de la Anticipacion diferencial (differential anticipation theory)

Se formula por D. GLASER, quien trata de conciliar con ella la teoría del control social y los conceptos básicos de la asociación diferencial. Su postulado es muy simple: la decisión de cometer o no cometer un delito se halla determinada pos las consecuencias que el autor anticipa, por las expectativas que se derivan de su ejecución o no ejecución.
Tales expectativas descansarían en tres factores:
a)      Los vínculos sociales que una persona desarrolla a lo largo de su vida. Estas ligaduras reclaman conformidad con el orden social y las expectativas de los demás, proporcionando una respuesta del individuo de acuerdo con los estándares de los otros.
b)      E aprendizaje diferencial de modelos, gustos y aptitudes que determinaran si el individuo encuentra plena satisfacción con el comportamiento delictivo o con el convencional.
c)      La evaluación por el proprio individuo, según sus percepciones y experiencia personal, de los riegos y perspectivas derivados de la conducta conforme a Derecho y de la conducta desviada.
En definitiva, pues, según GLASER, las expectativas deciden el comportamiento futuro. El individuo se inclina por el delito si de su comisión se derivan mas ventajas que desventajas, considerando sus vínculos con el orden social, relaciones con otras personas y experiencias precedentes. Ahora bien, tales expectativas, a su vez, dependen del mayor o menor contacto de cada individuo con los modelos delictivos, esto es, del aprendizaje o asociación diferencial.
Las teorías del control – a diferencia de las teorías socioculturales – están en condiciones de explicar el fenómeno criminal sin circunscribir su análisis a la conducta desviada de la lower class.El debilitamiento o ausencia de los vínculos básicos que unen al individuo con el orden social; el de sus grupos primarios y la consiguiente internalización frustrada de las normas y modelos de conducta; el concepto negativo de uno mismo, etc., son criterios o enfoques que pueden aplicarse, también para el esclarecimiento de la criminalidad de las clases sociales privilegiadas.
Por otra parte, y aunque algunas de sus concretas formulaciones pequen de abstracción e insuficiente respaldo empírico, lo cierto es que muchos de sus conceptos y postulados si son, al menos, susceptibles de cuantificación y  constatación. Lo que no puede afirmarse de importantes proposiciones estructuralfuncionalestas, por ejemplo.

Teoría de Control Interior Reiss

Las llamadas teorías del control plantean el problema de la desviación criminal en otros términos: si todo individuo cuenta con el potencial necesario para violar las leyes y la sociedad le ofrece numerosas oportunidades para hacerlo, ¿Por qué, pues, muchos de ellos las obedecen?
Para la teoría criminológica clásica, la respuesta se encuentra en el miedo al castigo, elemento básico del control social. Los teóricos del control, sin embargo, acudiendo a un análisis sociológico, ven en el miedo al castigo solo uno de los muchos vínculos del individuo con el orden social: no el ultimo ni el prioritario. El individuo evita el delito –aseguran- porque es el primer interesado en mantener un comportamiento conforme a las pautas y expectativas de la sociedad; porque tiene una razón actual, efectiva y lógica para obedecer las leyes de ésta: la comisión del delito le depararía mas inconvenientes que ventajas.
Por sus conexiones con el Psicoanálisis y l Cibernética, la teoría del control interior de A. J. Reiss guarda un estrecho parentesco con la de RECKLESS, incluso en sus carencias, ya que trata de fundamentar el proceso de formación del (yo), del concepto de uno mismo, sin excesivo respaldo empírico.
Como teórico del control, REISS rechaza los dos sub modelos explicativos de la conducta criminal mas usuales: que esta provenga de la presión que ejercen en el individuo determinadas estructuras o condiciones sociales; o que el proprio desviado, en virtud de un proceso de atracción o identificación con los valores delictivos, aprenda estos, los asuma.
Por el contrario, REISS contempla la delincuencia como resultado de una relativa falta de normas y reglas internalizadas, de un desmoronamiento de controles erigidos con anterioridad y/o de un conflicto entre reglas y técnicas sociales.
La desviación social es entendida como la consecuencia funcional de controles personales y sociales débiles, de suerte que el control personal solo se contempla como el aspecto internalizado del control social. El reconocimiento del grupo delincuente como instancia de control para el proprio obrar lleva a la negación de las normas de la sociedad entera. REISS atribuye la conducta delictiva a un fracaso del grupo primario; en primer término, a un fracaso de la familia, que no ha conseguido proporcionar al niño papeles sociales adecuados y hacer compatibles estos papeles con sus necesidades, con la ayuda del control social. Así explica el hecho de que hijos de familias con concepciones sociales contradictorias se hagan criminales o hasta reincidentes con mucha mayor frecuencia que los de familias bien integradas. El fracaso de estas personas lo deduce, entre otras causas de un (yo) o un (super-yo) muy poco pronunciados en ellas, de una base moral o control interior escasos, respectivamente. Como control interior debe comprenderse, en este contexto, la medida efectiva de la internalización de concepciones de valores de normas reconocidas.

Teoría de la Contención Social.

Esta teoría se asocia principalmente a Reckless y parte de la siguiente cuestión:

¿Cómo es posible que un individuo que vive en un área desfavorecida y con elevadas cotas de criminalidad se aleje de la conducta criminal o delictiva?

La respuesta se encontraría en una concurrencia de mecanismos de contención internos y externos, destacando dentro de los internos la personalidad individual, el ego del sujeto y un grado suficiente de tolerancia a la frustración. De ahí se extrae la denominación de esta teoría también comoteoría del “Self Concept” o “concepto de sí mismo”.

Dicho concepto de uno mismo vendría a ser el factor explicativo de por qué ciertos individuos caen en la tentación de la delincuencia y hacia conductas socialmente indeseables y por qué otros más bien se alejan de ello. Un buen concepto de sí y de los otros ofrece firmeza y resistencia frente a golpes de la vida y la presión de lo nocivo, lo frustrante y el descontento en general.

Aparte del concepto favorable o desfavorable tambien inciden en el sujeto condiciones exteriores -la vida familiar, la organización social del entorno- que pueden repercutir positivamente incluso en alguien con un concepto muy desfavorable de sí mismo.
La otra cara de los mecanismos de “contención” es la de los mecanismos de presión criminógena, que son esencialmente tres:
  1. Impulsos internos: hostilidad, conflicto psicológico, ansiedad, frustración, rebeldía…
  2. Presiones ecxternas: condiciones de vida adversas, pobreza, desempleo…
  3. Influencias externas: conducta desviada de personas cercanas, influencia de los medios de comunicación…
En definitiva Reckless afirma que los mecanismos de contención están encargados de una labor de protección del sujeto frente a la potencial desviación de las normas y de la presión criminógena.

La Teoía de la Asociación Diferencial

La teoría de la asociación diferencial fue elaborada en 1924 por Edwin Sutherland, quien la sustentó en su libro “Principios de criminología”.

La desorganización social, como su propio nombre lo indica, correlaciona el delito con el estado de descomposición, abandono, crisis o transición de una sociedad. No resultará curioso, entonces, que la desorganización social desemboque en la organización y asociación diferenciales, como herencia de la Escuela de Chicago que recibe Edwin Sutherland, para quien el comportamiento delictivo es siempre un resultado del aprendizaje17 por la experiencia, adoptado en grupos primarios, en la medida en que en ellos exista una mayoría de definiciones favorables expresadas en motivaciones, formas de percepción y actitudes; estos esquemas de conducta se transmitirían de persona en persona. 

Sutherland desarrolla su teoría utilizando las variables intimidad, frecuencia, duración, prioridad e intensidad que serían las implicadas en el proceso de aprehensión de la conducta desviada, resultado de la integración con otras personas, en un proceso de comunicación y dentro de un grupo con relaciones personales estrechas. Sutherland sostiene que la conducta desviada se aprende en un plano que comprende las técnicas del crimen y la específica canalización de motivaciones, impulsos y actitudes que se traducen a través de una evaluación de los códigos; consecuentemente, gran parte del crimen se debería a la desorganización social, sustituyendo ese término por el de asociación diferencial, por cuanto la primera terminología no resultaría plenamente satisfactoria. Sutherland resumió en nueve ideas las bases de su teoría de la “asociación diferencial”: 

1. La conducta criminal se aprende. 
2. Se aprende en interacción con otros sujetos a través del proceso de comunicación. 
3. La parte principal del proceso de aprendizaje, es decir, aquélla en que se adquiere la conducta criminal, se realiza en el seno de las relaciones más íntimas del individuo con sus familiares y allegados. 
4. El aprendizaje de la conducta criminal incluye el de las técnicas de comisión del delito, así como la orientación específica de móviles, impulsos, actitudes y la misma racionalización de la conducta delictiva. 
5. La dirección específica de motivos e impulsos se aprende de las definiciones más variadas de los preceptos legales, favorables o desfavorables a éstos. 
6. Una persona llega a ser delincuente cuando las definiciones favorables a la violación a la ley superan a las desfavorables (por sus contactos diferenciales aprendió más modos criminales que respetuosos de la ley). 
7. Las asociaciones diferenciales del individuo pueden ser distintos según la frecuencia, duración, prioridad e intensidad de los mismos. 
8. El proceso de aprendizaje corresponde al de todos los mecanismos inherentes a cualquier proceso de aprendizaje. 
9. Si bien el comportamiento delictivo es una expresión de necesidades y valores generales, sin embargo, no puede explicarse como concreción de los mismos pues también la conducta conforme a la ley responde a idénticas necesidades y valores. Esta teoría identifica la conducta desviada dentro de ciertas zonas de la ciudad, toda vez que tratándose de una conducta subcultural se aprende en los grupos sociales que viven en zonas de transición. 

La asociación diferencial tendría lugar también en zonas residenciales pero esta teoría no puede explicar el motivo por el cual algunas de las personas que han vivido en la misma zona, con los mismos contactos y el mismo nivel de estratificación, no pertenecen al mismo sistema delincuencial (caso típico de las familias con un miembro drogadicto), ni tampoco han resultado fáciles de verificar las variables implicadas en el proceso de aprehensión. Los criterios básicos de esta teoría se pueden resumir en los siguientes: 

a) El proceso de génesis de la conducta criminal es similar a la conducta convencional (no criminal). b) La conducta criminal sistemática se aprende por el proceso de asociación o comunicación con aquéllos que cometen delitos; mientras que la conducta ajustada socialmente surge de la asociación con aquellos que se adecuan a la sociedad. 
c) La asociación diferencial es el proceso causal de la conducta criminal sistemática. El comportamiento delincuencial se aprende mediante la asociación o sobreabundancia de asociaciones con pautas criminales; se aprende, sobretodo, en el interior de un grupo de relaciones personales y no por medios impersonales. 
d) La oportunidad de que una persona participe en una conducta criminal sistemática, está en función de la frecuencia y la consistencia de sus contactos con comportamientos criminales. 
e) Desde que existe una conducta criminal y otra convencional, el conflicto cultural es la causa que subsiste en la asociación diferencial y en la conducta criminal sistemática. Sheldon Glueck consideró que ésta teoría era muy simple para servir de ayuda en el tratamiento y en la prevención de la criminalidad. Di Tullio, objeta esta teoría pues “no da ninguna explicación de la respuesta diferencial de aquéllos individuos que aun al estar predominantemente expuestos a asociaciones de tipo criminal, no cometen delitos”. Del mismo modo Manuel López Rey afirma que esta teoría de la “desorganización-organización y crimen, no pasa de ser un postulado excesivamente general con escaso fundamento tanto en lo sociopolítico y económico como en lo criminológico”. 

Kaiser señala que esta teoría no explica el delito de los contraventores ajustados socialmente, que el mismo Sutherland excluye, al pretender explicar sólo la criminalidad sistemática. Aunque Sutherland se refiere a la delincuencia en general, suponemos también que este fenómeno se realizaría solo en las grandes urbes y entre los varones, descartándose esta realidad en el caso del sector rural y de las mujeres. 
Percibimos entonces que se trata de una teoría que explica un solo tipo de delincuencia, la delincuencia urbana masculina; así como un solo aspecto de ella, la participación en grupos delictuales y aspectos del aprendizaje delictual. En síntesis, esta teoría no llega a explicar la variedad de conductas criminales que se producen fuera del entorno conflictivo, esto es, las conductas delictivas surgidas sin ninguna asociación criminal. Además pone énfasis sólo en como se transmite el delito, pero no precisamente como se originan los conflictos culturales ni la desorganización social preexistentes, que vendrían a ser los factores de fondo que requieren de una explicación previa.

Teoría del Arraigo Social

Se formula por Travis Hirschi en su obra Causes of Delinquency, aparecida en 1969.
Según HIRSCHI, todo individuo es un infractor potencial, y solo el miedo al daño irreparable que pudiera ocasionarle el delito en sus relaciones interpersonales (padres, amigos, vecino, etc.) e institucionales (escuela, trabajo, etc.) le frena. La causa de la criminalidad resultaría, pues, el debilitamiento en el joven de esos lazos o vínculos que le unen con la sociedad. Cuando el individuo carece del necesario arraigo-social o de interés y sensibilidad hacia los demás, carece también, del indispensable control disuasorio, encontrado expedito el camino del crimen. Lo que puede suceder con independencia del estrato social al que pertenezca.
Cuatro factores decidirían el arraigo o vinculación del individuo a la sociedad, a juicio de HIRSCHI.
a)      Apego y consideración hacia personas (Attachment). Sin un sentimiento de afecto por las personas, el individuo pierde la capacidad de relacionarse coherentemente con el mundo y desarrollar una conciencia social (vg.,psicópatas). El apego a los padres es el vínculo primario que asegura el arraigo social indispensable de todo individuo; sin el mismo, difícilmente interiorizará este sentimiento de respeto hacia los otros y hacia la propia autoridad.
b)      Identificación y compromiso con los valores convencionales (commitmente). El tiempo y esfuerzo empleados en líneas de acción convencionales (educación, ahorro de dinero para el futuro, cualificación profesional, etc.) son decisivos porque cuanto mas se comprometa el individuo con los valores convencionales (propiedad, reputación, prestigio, etc.) tanto mas difícil será que declina, siquiera por miedo a poner en peligro su situación adquirida.
c)       Participación en actividades sociales (involvemente). A juicio de HIRSCHI, una intensa participación del individuo en actividades convencionales vg., escuela, esparcimiento, familia, etc.) le aísla de una eventual tentación delictiva, mientras el ocio y la desocupación potencian esta.
d)      Creencias (belief) La probabilidad de delinquir seria mas acusada en aquellos individuos que carecen de las creencias y códigos morales compartidos generalmente por quienes se hallan en una misma situación social. Pues el desarraigo, la insolidaridad y el vacío moral, impiden desarrollar valores como el respeto a los derechos de los demás y la admiración hacia el código legal, frenos importantes de la conducta desviada.
HIRSCHI, por otra parte, estimo que existía una cierta correlacion reciproca entre los diversos factores mencionados. Una persona, por ejemplo, que rechaza toda relación social, probablemente carece del necesario grado de compromiso con los valores convencionales. Y, en sentido contrario, los individuos mejor identificados con estos son los que participan de hecho mas en actividades sociales licitas (Cfr. Siegel, L.J., Criminology, cit. Pags. 212 y 213).
El propio HIRSCHI ha tratado de verificar empíricamente las principales hipótesis de su teoría, sirviéndose de un minucioso self report study distribuido entre cuatro mil jóvenes estudiantes de California. Del mismo extrajo cinco conclusiones que confirman aquella.
a)      Los jóvenes que demuestran un gran apego a sus padres son menos proclives a la comisión de hechos delictivos.
b)      Conductas que demuestran que un individuo comparte valores convencionales, como el tratar de conseguir una buena educación, no callejear, rehusar  la bebida, suelen ir asociadas al comportamiento convencional.
c)      Los jóvenes que participan en actividades convencionales (deberes, trabajos de casa, etc.) se hallan menos implicados en hechos delictivos. Por el contrario, los que suelen involucrarse en actividades no convencionales son mas proclives al crimen.
d)      Los delincuentes jóvenes mantienen escasas o distantes relaciones interpersonales. Los no delincuentes demostrarían un claro apego a sus pares.
e)      Delincuentes y no delincuentes comparten semejantes creencias sobre la sociedad.
Otro conocido intento de verificar empíricamente el modelo teórico de HIRSCHI se debe a M. HINDELANG, en Nueva York. El autor obtuvo resultados muy semejantes, excepto en el particular del apego del delincuente a sus pares: HINDELANG observo que una estrecha identificación con los pares guarda relación directa con actividades criminales, mientras HIRSCHI llego a la constatación inversa.

Agentes Formales y Agentes Informales

Con vistas a obtener la conformidad o adaptación del individuo a sus postulados normativos, y en definitiva a la disciplina social, la comunidad se sirve de dos clases de instancias o portadores del control social y éstas son: 

Formales e Informales:

• Instancias formales. Los agentes formales del control social son: la policía, la justicia, la administración penitenciaria.
• Instancias informales. Los agentes informales del control social son: la familia, la escuela, la profesión, la religión, la opinión pública, entre otros.

El control social formal es el que tiene como función principal el cumplimiento de las estrategias de prevención y represión, es el que está establecido legalmente. Identificado como el establecimiento de procedimientos públicos que se delega en determinadas instituciones que están en función de conseguirlo. Por el cierto grado de formalización que se le atribuye, cumple funciones importantes como la de seleccionar, delimitar y estructurar las variantes de actuación de las personas implicadas en un conflicto, correspondiéndole a «las leyes procesales, los administradores de la justicia penal, organismos policiales y las instituciones penitenciarias el ejercicio de ese control social formal. A éstos igualmente corresponde, su detección, tratamiento y prevención, según la política de control social diseñada por el Estado».
Se llega al control social formal cuando las restantes agencias contempladas dentro del control social informal no funcionan adecuadamente, por lo que se hace necesario la intervención de estas instancias formales que fungen de modo coercitivo e imponen sanciones cualitativamente distintas a las sanciones sociales, que llegan a estigmatizar al individuo infractor al atribuirle un estatus de desviado, peligroso, delincuente.
Aunque muchas veces los límites entre ambas instancias son difusos y en ocasiones difícil de establecer ya que lo formal puede tender a ser informal y viceversa, en el presente trabajo trataremos de dejar bien delimitado las diferencias entre ambos.
El control social informal tratará de condicionar al individuo, de disciplinarlo a través de todo un proceso que comienza en los núcleos primarios (familia) pasando por la escuela, la profesión y la instancia laboral, y que culmina con la obtención de una actitud conformista de éste ante la interiorización de las pautas de conducta trasmitidas y aprendidas durante dicho proceso de socialización que lo llevan a la obediencia. De este modo las instancias del control social informal pueden llegar a ser eficientes en la medida que obtenga como resultado un sujeto adaptado que acepte lo que la sociedad le impone y si ello resultara así, entonces podría excepcionalmente el sujeto adaptado o conforme, experimentar un comportamiento que quebrante las reglas establecidas.
Aseveraba Aniyar de Castro: «el control social informal, es una intensa y polifacética manera de educar a los individuos, y de este modo a las masas, desde el nacimiento hasta la muerte». Esta prestigiosa criminóloga concede gran importancia al proceso educativo o de socialización de los individuos, quien además reflexionaba al respecto: «se educa a través de todos los órganos del control social informal: la familia, la religión, la escuela, los medios de comunicación y de información, la literatura, la subliteratura, la ciencia, etc.».