La teoría de la asociación diferencial fue elaborada en 1924 por Edwin Sutherland, quien la sustentó en su libro “Principios de criminología”.
La desorganización social, como su propio nombre lo indica, correlaciona el
delito con el estado de descomposición, abandono, crisis o transición de una sociedad.
No resultará curioso, entonces, que la desorganización social desemboque en la
organización y asociación diferenciales, como herencia de la Escuela de Chicago que
recibe Edwin Sutherland, para quien el comportamiento delictivo es siempre un
resultado del aprendizaje17 por la experiencia, adoptado en grupos primarios, en la
medida en que en ellos exista una mayoría de definiciones favorables expresadas en
motivaciones, formas de percepción y actitudes; estos esquemas de conducta se
transmitirían de persona en persona.
Sutherland desarrolla su teoría utilizando las variables intimidad, frecuencia,
duración, prioridad e intensidad que serían las implicadas en el proceso de aprehensión
de la conducta desviada, resultado de la integración con otras personas, en un proceso
de comunicación y dentro de un grupo con relaciones personales estrechas.
Sutherland sostiene que la conducta desviada se aprende en un plano que
comprende las técnicas del crimen y la específica canalización de motivaciones,
impulsos y actitudes que se traducen a través de una evaluación de los códigos;
consecuentemente, gran parte del crimen se debería a la desorganización social,
sustituyendo ese término por el de asociación diferencial, por cuanto la primera
terminología no resultaría plenamente satisfactoria.
Sutherland resumió en nueve ideas las bases de su teoría de la “asociación
diferencial”:
1. La conducta criminal se aprende.
2. Se aprende en interacción con otros sujetos a través del proceso de
comunicación.
3. La parte principal del proceso de aprendizaje, es decir, aquélla en que se
adquiere la conducta criminal, se realiza en el seno de las relaciones más
íntimas del individuo con sus familiares y allegados.
4. El aprendizaje de la conducta criminal incluye el de las técnicas de comisión
del delito, así como la orientación específica de móviles, impulsos, actitudes y
la misma racionalización de la conducta delictiva.
5. La dirección específica de motivos e impulsos se aprende de las definiciones
más variadas de los preceptos legales, favorables o desfavorables a éstos.
6. Una persona llega a ser delincuente cuando las definiciones favorables a la
violación a la ley superan a las desfavorables (por sus contactos diferenciales
aprendió más modos criminales que respetuosos de la ley).
7. Las asociaciones diferenciales del individuo pueden ser distintos según la
frecuencia, duración, prioridad e intensidad de los mismos.
8. El proceso de aprendizaje corresponde al de todos los mecanismos inherentes a
cualquier proceso de aprendizaje.
9. Si bien el comportamiento delictivo es una expresión de necesidades y valores generales, sin embargo, no puede explicarse como concreción de los mismos
pues también la conducta conforme a la ley responde a idénticas necesidades y
valores.
Esta teoría identifica la conducta desviada dentro de ciertas zonas de la ciudad,
toda vez que tratándose de una conducta subcultural se aprende en los grupos sociales
que viven en zonas de transición.
La asociación diferencial tendría lugar también en zonas residenciales pero esta
teoría no puede explicar el motivo por el cual algunas de las personas que han vivido
en la misma zona, con los mismos contactos y el mismo nivel de estratificación, no
pertenecen al mismo sistema delincuencial (caso típico de las familias con un miembro
drogadicto), ni tampoco han resultado fáciles de verificar las variables implicadas en el
proceso de aprehensión.
Los criterios básicos de esta teoría se pueden resumir en los siguientes:
a) El proceso de génesis de la conducta criminal es similar a la conducta
convencional (no criminal).
b) La conducta criminal sistemática se aprende por el proceso de asociación o
comunicación con aquéllos que cometen delitos; mientras que la conducta
ajustada socialmente surge de la asociación con aquellos que se adecuan a la
sociedad.
c) La asociación diferencial es el proceso causal de la conducta criminal
sistemática. El comportamiento delincuencial se aprende mediante la
asociación o sobreabundancia de asociaciones con pautas criminales; se
aprende, sobretodo, en el interior de un grupo de relaciones personales y no por
medios impersonales.
d) La oportunidad de que una persona participe en una conducta criminal
sistemática, está en función de la frecuencia y la consistencia de sus contactos
con comportamientos criminales.
e) Desde que existe una conducta criminal y otra convencional, el conflicto
cultural es la causa que subsiste en la asociación diferencial y en la conducta
criminal sistemática.
Sheldon Glueck consideró que ésta teoría era muy simple para servir de ayuda
en el tratamiento y en la prevención de la criminalidad.
Di Tullio, objeta esta teoría pues “no da ninguna explicación de la respuesta
diferencial de aquéllos individuos que aun al estar predominantemente expuestos a
asociaciones de tipo criminal, no cometen delitos”. Del mismo modo Manuel López
Rey afirma que esta teoría de la “desorganización-organización y crimen, no pasa de
ser un postulado excesivamente general con escaso fundamento tanto en lo
sociopolítico y económico como en lo criminológico”.
Kaiser señala que esta teoría no
explica el delito de los contraventores ajustados socialmente, que el mismo Sutherland
excluye, al pretender explicar sólo la criminalidad sistemática.
Aunque Sutherland se refiere a la delincuencia en general, suponemos también
que este fenómeno se realizaría solo en las grandes urbes y entre los varones,
descartándose esta realidad en el caso del sector rural y de las mujeres.
Percibimos entonces que se trata de una teoría que explica un solo tipo de
delincuencia, la delincuencia urbana masculina; así como un solo aspecto de ella, la
participación en grupos delictuales y aspectos del aprendizaje delictual.
En síntesis, esta teoría no llega a explicar la variedad de conductas criminales
que se producen fuera del entorno conflictivo, esto es, las conductas delictivas
surgidas sin ninguna asociación criminal. Además pone énfasis sólo en como se
transmite el delito, pero no precisamente como se originan los conflictos culturales ni
la desorganización social preexistentes, que vendrían a ser los factores de fondo que
requieren de una explicación previa.